Nacionalización del petróleo a escala mundial

 

Nacionalización del petróleo a escala mundial


Nacionalización del petróleo a escala mundial

La historia muestra que las relaciones entre gobiernos anfitriones y petroleras extranjeras han sido tensas; ya a mediados del siglo XIX surgieron problemas relativos a expropiaciones y variaciones unilaterales de las condiciones de contratos. 

Las múltiples causas de nacionalismo petrolero pueden deberse a varios factores, entre ellos, la desconfianza, la importancia del petróleo (como el mayor generador de ingresos), el descontento que provocan contratos con petroleras extranjeras o el incremento de los precios del crudo. La nacionalización no se limita a determinados países.

El fenómeno es antiguo y muy extendido tanto en países productores como en consumidores. En los países productores, el petróleo significa el principal activo económico, mientras que, en los consumidores, es más estratégico. Suele afirmarse que el primer episodio de esa naturaleza es el de la nacionalización de las petroleras extranjeras que operaban en México en 1938, pero en realidad ya se habían producido hechos nacionalistas antes, en la ex Unión Soviética, en Rusia e incluso en Bolivia, en 1937.

Nacionalización del petróleo a escala mundial


En la década de 1960 se produjeron nacionalizaciones en Irak y Libia, y en la de 1970, en el resto de países de la OPEP. El nacionalismo petrolero que surgió en la década del 2000 fue un nuevo fenómeno, esto ocurrió en Venezuela, Bolivia y Rusia (Mabro, 2007), aunque también surgió en otros lugares como en Ecuador.

La nacionalización limita de distintas formas la participación de las empresas privadas en el upstream. Por ejemplo, en México y Arabia no se permite la entrada de inversores privados y, en los países en los que se permite, se lo hace con restricciones. Una nacionalización implica un impacto en la política petrolera de cada país a nivel mundial.

La nacionalización del petróleo en México fue el resultado de grandes huelgas de los trabajadores petroleros que, mal pagados, explotados y en condiciones deplorables, por la Standard Oil, presionaron al presidente Lázaro Cárdenas a tomar la decisión. En Venezuela, en los años 1950, se logró que las petroleras extranjeras entregaran el 50 % de las utilidades al Estado venezolano, que recibía regalías irrisorias.

La nacionalización se dio por la necesidad de explotar recursos de petróleo en el Orinoco, aumentar su exposición internacional y, por ende, mejorar el prestigio de la empresa. En Irán, en 1951 se produce una rebelión contra la monarquía. Mohamed Mossadegh fue el primer ministro que trató de nacionalizar los bienes de Anglo-Iranian Oil Company (actual BP).

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Sin embargo, las relaciones entre Anglo y los iraníes nunca fueron felices. En 1951, el primer ministro de ese entonces, Razmara, decidió manifestarse en contra de la nacionalización, pero después fue asesinado y Mossadegh asumió el poder, con el mandato de aplicar una ley de nacionalización del petróleo.

En 1953, Gamal Abdel Nasser, en Egipto, emprendió una lucha contra los intereses petroleros y cerró el canal de Suez por donde pasaban los barcos que transportaban petróleo procedente del Oriente Medio a los países europeos.

En 1956 nacionalizó ese canal, lo que produjo un racionamiento de combustibles en Europa. Nasser atacó Israel y perdió el control sobre la orilla del canal. La guerra duró seis días. Libia, Argelia y Egipto nacionalizaron el petróleo en 1960. Francia, en 1964, cuando perdió sus refinerías en la región, por las acciones de los países árabes. Las compañías British Petroleum y ESSO dominaban el Oriente Medio y ejercieron presión. También estuvo presente la francesa ELF, que originalmente era estatal. Su propósito era mantenerse independiente. En Italia, el ingeniero Enrico Mattei fundó la estatal Ente Nazionali Idrocarburi, ENI, nacionalizó el petróleo, creó un movimiento en Europa y dictó una ley para evitar que la industria petrolera quedase en manos extranjeras. Negoció con los países del norte de África y compró petróleo a Rusia, lo que molestó a los intereses dominantes de Occidente.

En el caso de Ecuador, la nacionalización se dio con el fin de ejercer soberanía en el manejo de la industria e incrementar la participación estatal en los ingresos petroleros. En primera instancia, el país vivió un nacionalismo modernizador impuesto por el gobierno militar de Rodríguez Lara (1972-1976). En 1973 se creó la Corporación Estatal Petrolera Ecuatoriana (CEPE).

Nacionalización del petróleo a escala mundial

En 1974, se nacionalizó Gulf Oil y se dio el monopolio del mercado interno a CEPE. En 1976, el Estado tomó el control del consorcio CEPE-Texaco, operador de campos ubicados en la Región Amazónica.

En octubre de 2007, el presidente Rafael Correa, mediante Decreto Ejecutivo 662, elevó al 99% la participación del Estado en las utilidades que generan a las empresas petroleras privadas los altos precios del crudo, misma que hasta entonces había sido del 50 %. Además, dejó abierta la posibilidad de renegociar sus contratos respectivos en los meses siguientes (durante el primer semestre del 2008). 

Las transnacionales plantearon varios conflictos legales al Estado, el más significativo fue el que interpuso a la administración del anterior mandatario, Alfredo Palacio, la operadora Occidental, del Bloque 15 y los campos asociados de Limoncocha y Edén-Yuturi en la Amazonía, porque el gobierno había declarado la caducidad de su contrato en junio de 2006. El gobernante procedió de esa manera, en razón de que la transnacional había vendido una parte de sus acciones a una tercera empresa sin informar previamente al Estado ecuatoriano, tal como estipulaba el contrato, con lo que incurrió en causal de caducidad.

La visión equivocada sobre la empresa estatal fue producto de una sistemática campaña que aquellas fuerzas ocultas, apoyadas con algunos medios de comunicación, fomentaron en el imaginario colectivo. El significado que tiene para el país y para la economía ecuatoriana la existencia de la empresa petrolera nacional es históricamente fundamental. 

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EP Petroecuador, la principal empresa petrolera del Ecuador, es para el país lo que PDVSA para Venezuela, ECOPETROL para Colombia, PEMEX para México, PETROBRAS para Brasil y ENAP para Chile: grandes y eficientes empresas. Si la economía crece como resultado del esfuerzo petrolero estatal y se aprovecha este crecimiento para impulsar los otros sectores productivos, se estarán sembrando transformaciones con futuro y beneficio para el país. Si el Estado y los gobiernos de turno actúan con honestidad y justicia, se lograrán metas no imaginadas para el futuro y así el petróleo seguirá siendo la base firme y el resorte del desarrollo por varias décadas.


www.eppetroecuador.ec